jueves, 1 de mayo de 2014

Aprender a callarse...

Los estudiantes de la escuela Tendai solían practicar la meditación mucho antes de que el Zen llegase a Japón.
Cuatro de estos estudiantes -amigos íntimos- en cierta ocasión se prometieron el uno al otro observar siete días de absoluto silencio.

Durante el primer día todos permanecieron callados.
Su meditación había empezado con buen pie.

Pero al caer la noche, como fuera que la luz de las lámparas de aceite había empezado a palidecer, uno de los estudiantes no pudo evitar decir a un sirviente:
- Recarga esas lámparas.
Un segundo estudiante se quedó estupefacto al oír hablar el primero.
- Se suponía que no íbamos a decir una palabra – observó.
Entonces, el tercero dijo:
- Sois los dos unos estúpidos.- ¿Por qué habéis hablado?
Y el cuarto estudiante concluyó:
- Yo soy el único que no digo nada.