domingo, 1 de marzo de 2015

Vivir Feliz

“Vivir Feliz” Jackson Brown no es un gran pensador, ni un Nobel de literatura. Es sólo un hombre común, un padre preocupado por la felicidad de su hijo que quiso escribir estos simples “consejos”, al momento que éste se iría a estudiar a la Universidad, lejos de su casa. Su hijo decidió fotocopiarlos y los distribuyó entre sus compañeros de estudio. Tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización a Brown para editar un libro con ellos.

Poco tiempo después, ampliado bajo el titulo “Vivir Feliz”, se convirtió en un Best Seller que lleva decenas de ediciones y millones de ejemplares traducidos a varios idiomas.

Solo si quieren compartirlo.


Hijo:

• Cásate con la persona correcta. De ésta decisión dependerá el 90% de tu felicidad o tu miseria.

• Observa el amanecer por lo menos una vez al año.

• Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.

• Ten un buen equipo de música.

• Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.

• Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.

• Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.

• Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

• Maneja coches que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.

• Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

• No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.

• Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).

• Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir.

• Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.

• Haz lo que creas que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.

• Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.

• Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas.

• Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.

• Recuerda el viejo proverbio: sin deudas, no hay peligros ni problemas.

• No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

• Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. El que no vive para servir, no sirve para vivir.

• Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

• Confía en la gente, pero cierra tu coche con llave.

• Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también 'el gran riesgo'.
• Nunca confundas riqueza con éxito.

• No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.

• No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.

• Aunque tengas una posición holgada, haz que tus hijos paguen parte de sus estudios.

• Haz dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.

• Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.

• No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.

• No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.

• Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.

• No confundas confort con felicidad.

• Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.

• Escucha el doble de lo que hablas (por eso tenemos dos oídos y una sola boca).

• Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos. (Psicoterapeutas o Coachs)

• Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.

• Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.

• Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.

• Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

• La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo.

El de la foto es Jackson Brown y su hijo.

domingo, 1 de febrero de 2015

El mundo es eso...


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.


A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.


- El mundo es eso – reveló -. Un montón de gente, un mar de fuegultos.


Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.


Eduardo Galeano - El libro de los abrazos.
 
 

jueves, 1 de enero de 2015

SAWABONA

Hay una tribu africana que tiene una costumbre bonita.
Cuando alguien hace algo perjudicial o errado, ellos llevan a la persona al centro de la aldea y toda la tribu viene y lo rodea. Durante dos días, ellos le dicen todas las cosas buenas que él ya ha hecho.
La tribu cree que cada ser humano viene al mundo como un ser bueno. Cada uno de nosotros, deseando seguridad, amor, paz y felicidad. 

Pero a veces, en la busca de esas cosas, las personas cometen errores.
La comunidad ve aquellos errores como un grito de socorro.
Ellos se unen entonces para erguirlo, para reconectarlo con quien es realmente, hasta que él se acuerde totalmente de la verdad de la cual se había desconectado temporalmente: “Yo soy bueno”.

SAWABONA, es un saludo usado en África del Sur y quiere decir:
“Yo te respeto, yo te valorizo. Eres importante para mí.”
En respuesta las personas contestan SHIKOBA, que es:
“Entonces, yo existo para ti.”

lunes, 1 de diciembre de 2014

El anillo y el joven

Érase una vez un joven que acudió a un sabio en busca de ayuda.
-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo: «Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después…». Y, haciendo una pausa, agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar».
-Encantado, maestro -titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergados.
-Bien -continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió-: Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él. 

Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.
- Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- Eso que has dicho es muy importante, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.
– ¿Cincuenta y ocho monedas? -exclamó el joven.
– Sí -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.


sábado, 1 de noviembre de 2014

Espíritus llenos de Han

“Soy de Corea, tierra de espíritus llenos de Han. El Han es la ira. El Han es el resentimiento. El Han es la amargura. El Han es el dolor. El Han es la  rabia y la pasión en la lucha por la liberación. Según la tradición de mi país, quienes fueron asesinados o murieron injustamente, se transformaron en espíritus errantes, espíritus habitados por el Han. Están en todas partes tratando de encontrar la posibilidad de enderezar la injusticia. Por consiguiente los que estamos vivos tenemos la responsabilidad de escuchar las voces de los espíritus habitados por el Han y de participar en su labor de enderezar entuertos (…).”
Dra. Chung Hyun Kyung
Profesora de Teología, Universidad de Ewha, Seúl-Corea


miércoles, 1 de octubre de 2014

"Hecho con tus sueños" Maldita Nerea

Si, si, están en todos lados
Van recorriendo el mundo
Haciendo que te sientas raro
Los sueños no descansan siempre quieren mas,
Siempre quieren más, y más.

Veras no hay nada parecido
Soñar es lo mejor que este planeta a conocido
La vida es del color que tú quieras soñar, que tú quieras soñar.

Sueños pequeños, sueños grandes
Dime tú si hay algo mejor
Que sea más interesante
Y que quepa en esta canción, canción, tu canción.

Cerrar los ojos siempre es lo primero
Si tengo un sueño, me lo como entero
Así se cumple, ya no puede escapar
Esa es la verdad, eso es lo que quiero.

Está bien, lo tengo merecido
Me he convertido en un muñeco teledirigido
Por un montón de sueños que me piden mas
Siempre piden más.
Sueños pequeños, sueños grandes
Dime tú si hay algo mejor
Y que quepa en esta canción.

Para acabar en el principio
Y entenderlo todo mejor
Busca en tu corazón
Seguro que hay un sitio
Para que soñemos tú y yo. Tu y yo

Soy el que siempre llegará primero
Aquel que saca sueños de un sombrero
Y hace que vuelen hasta la eternidad
Esa es la verdad, eso es lo que quiero.
Y no te engaño soy un caballero
Hecho con sueños que me como enteros
La suerte sabe que yo puedo volar
Mas allá del mar, mas allá del miedo.

Cerrar los ojos siempre es lo primero
Si tengo un sueño, me lo como entero
Así se cumple, ya no puede escapar
Esa es la verdad, eso es lo que quiero.
Y no te engañes hay que ser sincero
Para soñar hay que empezar de cero
La suerte ayuda a los que quieren volar
Mas allá del mar, mas allá del miedo.

"Hecho con tus sueños" Maldita Nerea

lunes, 1 de septiembre de 2014

El corazón no puede romperse

El corazón no puede romperse, porque su misma naturaleza es abierta y blanda. Lo que se rompe cuando vemos las cosas tal y como son, es el caparazón protector de la identidad del yo que hemos construido alrededor nuestro con el fin de evitar los sentimientos de dolor. Cuando el corazón sale de su caparazón, nos sentimos crudos y vulnerables. Sin embargo, ése es también el comienzo de los sentimientos reales de compasión hacia nosotros mismos y los demás.
John Welwood "Ordinay Magic"